jueves, 10 de noviembre de 2011

COMENZANDO POR EL PRINCIPIO


Como los de la mayoría de los niños a los que luego les ha gustado la pintura mis cuadernos escolares estaban siempre iluminados con caballos, perros, aviones de la II Guerra Mundial, y algunas aves.

Lo que pudo ser una afición pasajera cuajó en mí y continué dibujando y pintando a lo largo de mi vida, aunque nunca me lo plantease como mi principal (¡no digo ya el único!) modo de subsistencia.

No obstante, a lo largo de muchos años fue un complemento económico importante pero, sobre todo, un modo de entender el tiempo libre; un camino para dar rienda suelta a mis impresiones… a la belleza que mis ojos transmitían a mi cerebro, para que no quedara vagando eternamente por el mundo inmaterial.

Hice muchas exposiciones, ilustré libros, impartí clases de dibujo y pintura tanto a niños como a mayores y, en el momento en que lo consideré necesario (para adaptarme a la implantación de las nuevas tecnologías) hice, también, mi página web personal.

La afición a la Naturaleza no decreció en mí…, es más, podría decirse que ha seguido una línea continuamente ascendente. Las salidas al campo acompañado de mi querido telescopio, del trípode y de mis cuadernos de apuntes se convirtieron en más y más habituales. Con ellos recorrí los principales lugares de nuestra geografía buscando siempre la rica fauna de la que, gracias a Dios, disfrutamos.

Pasada esta época de dibujos y apuntes “a pie de obra”, llegó otra en la que apareció en mi vida lo que se ha dado en llamar “el digiscoping”; una técnica que consiste en adaptar una cámara digital a un telescopio terrestre para obtener unos aumentos desconocidos hasta la fecha en la fotografía de la naturaleza. Comencé a utilizar esta técnica (puesto que ya contaba con el elemento más caro, que era el telescopio) pensando en obtener imágenes que luego pudiera convertirse en pinturas. Sin embargo, no contaba con que una afición fagocitase a la otra y en un par de años, coincidiendo también con el bajón en ventas e interés del público por la pintura en general, y la de la naturaleza en especial, fui abandonando la primera, para centrarme en la segunda.

De esta forma, desde hace seis años, más o menos, ese bullir interior que me hace producir dibujos y cuadros, es decir imágenes de la vida animal, cambió el pincel de pelo de marta por el pincel de píxeles digitales y, aquella primitiva afición quedó adormilada, aunque no muerta.

Algún buen amigo me reprocha dicho abandono de forma cariñosa y muy gráfica, para pincharme un poco: “Perdimos un mal pintor y descubrimos un peor fotógrafo”.

Pero tengo "mucha pintura" a las espaldas para dejar todo aquello enterrado o dormido definitivamente. Otra vez las nuevas tecnologías han intervenido en el proceso. La aparición y extraordinaria acogida de las redes sociales y del fenómeno blogger, dejó rápidamente obsoleta mi antigua (sí, en esta era de explosión tecnológina, el paso de 15 años deja las cosas extremadamente anticuadas) página web; la que yo quería mantener como “museo digital” que recogiera mi obra pictórica. Las páginas web van siendo sustituidas poco a poco por una modalidad más dinámica: El blog.

Por esta razón hago hoy la primera entrada en este  nuevo escaparate; un blog, paralelo al que ya tengo para dar a conocer mi labor fotográfica,  pero dedicado éste, de forma exclusiva, a mi obra pictórica anterior y a la futura.

Mi primera intención es comenzar por el principio, como indica el título de esta entrada: Comenzar enseñando mis obras más antiguas para, poco a poco, ir acercándome a lo último que he realizado. Quizá no sea posible respetar escrupulosamente el orden cronológico, pero creo que sí podré hacerlo de forma más genérica, agrupandolas por épocas...

¡Hasta la próxima entrada, amigos!

1 comentario:

  1. ¡Muy bueno lo tuyo! ¿Te acuerdas cuando...? ¿Y esos óleos que escondes tras la puerta? Qué añoranza produce el ver que tamabas apuntes en la parte de atras de un examen de derecho Civil... Enhorabuena por este nuevo blog. Un abrazo.

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