Los que me conocen saben que no soy partidario de provocar, no digo ya dolor, ni siquiera molestias a los animales. Por eso no me pronuncio sobre el tema de las corridas de toros. Las reconozco como parte de nuestra identidad cultural nacional y confieso que algunas veces he asistido a ellas.
Pero el toro en el campo encierra una belleza, una fuerza y una plasticidad que debe ser reconocida por cualquier artista que se precie y, de hecho, así lo ha sido.
Os dejo hoy unos cuadros de toros; un retrato realizado a partir de unos apuntes hechos en los corrales del Batán, donde los toros permanecen unos días antes de ser conducidos a la plaza para su lidia en la Feria de San Isidro, y dos escenas "camperas" sacadas, respectivamente, de visitas a sendas ganaderías, una en Salamanca, y otra en la provincia de Cádiz.
En cuanto a los caballos, animales también plásticos donde los haya, y de los que ya subiré fotos de varios de mis cuados os dejo en esta entrada unas láminas sobre doma (clásica y vaquera) por entender que ambas actividades guardan relación con el manejo de las ganaderías.
Impresionantes están llenos de luz y vida. Saludos
ResponderEliminar